La búsqueda
Busco la felicidad efímera
Blog dedicado a la vida. La vida tal como yo la veo, a todo color y donde voy a expresarla, saborearla... Vamos a usar la magia de las palabras. Vamos a hacer Literatura. Vamos a buscar la belleza. Vamos a atrapar el momento y a embotellarlo, cual perfume, en unas páginas.
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Publicado por Cristina Eugenia a las 13:15 0 Entradas
CALEDONIA
¿Es posible que nuestro alma reconozca un lugar?
Yo creo verdaderamente que mi alma supo que estaba en el hogar, cuando divisamos esas altas, escarpadas y desnudas montañas de Escocia.
Escocia, las Highlands, la bella y antigua Caledonia con su abrupto y a la vez suave paisaje.
Las laderas aparecían desnudas por los helados vientos que preceden el otoño, sombreadas aquí y allá del púrpura de los brezos y las sombras de las nubes
Estaba estremecida ante tanta belleza y notaba en mi cuello los gélidos dedos del invierno introduciéndose bajo mi ropa.
Imaginaba a altos y fuertes hombres montados en peludos caballos recorriendo esa vasta inmensidad.
Cientos de kilometros de piedra, agua, brezo y bajos arbustos.
Me sentia como si abriese los ojos por primera vez y notaba en el centro de mi ser como la gravedad me ataba a la tierra. Sentía mis pies más pesados y en mi cabeza podia oir la mágica música de las gaitas. Y es que en Escocia el viento suena al lamento de las gaitas
Tierra mágica de druidas y guerreros, de mujeres luchadoras y amables. Solitaria, bella y agreste.
He viajado y conocido muchos sitios.
Pero en Escocia todo me parecia nuevo y cotidiano a la vez. Como si llegara tras un largo viaje de nuevo al hogar y su tierra me recibiera con los brazos abiertos y me apretara fuerte contra su seno. Igual que una madre recibiendo a su hijo perdido. Y asi me sentía. Como un niño perdido abrazado por su madre, consolado y a salvo, rodeado por su aroma familiar.
Y alli, casi en lo mas alto de Glencoe grité y grité. Grité de alegria por haber encontrado mi sitio y de pena por haber estado tan largo tiempo perdida. Grité por tener que volverla a perder. Y es que en esta vida, Escocia está muy lejos de la vida que me he forjado, pero allí, con lágrimas en el corazón me hice una promesa. Una solemne promesa. Volveré a mi bella Caledonia.
Publicado por Cristina Eugenia a las 13:59 0 Entradas
Cristina Eugenia Pala Ruiz-Berdejo
Publicado por Cristina Eugenia a las 11:58 0 Entradas
Publicado por Cristina Eugenia a las 11:51 0 Entradas
Yo soy la fuerte
yo, la mujer sumo
que puede con todo
la que nada puede
Fácil me derrumbo
ante el triste mundo
ante tristes ojos
ante el hambriento loco
Mi cuerpo resiste
mi corazón se encoge.
Cristina Eugenia Pala Ruiz-Berdejo (2006)
Publicado por Cristina Eugenia a las 12:24 0 Entradas
Nuestras caras estaban muy cerca y nuestras respiraciones se unían, se reconocían, se enredaban. Su boca se movió y mi cerebro registró segundos más tarde que decía:
-- Siempre has estado loca por mi --
Ella le miró entre desafiante e hipnotizada y contestó resistiéndose a él y a si misma:
--Alucinas.
No se que pasó entonces. Quien fue el primero, aunque supongo que fue inevitable. Nos abalanzamos el uno sobre el otro, nuestras bocas mordiéndose, penetrando, conquistando y arrasando dejando mi mente perdida en remolino inconexo de pensamientos y sensaciones.
No podía para de besarla, de devorarla deseando hacerle daño, de reaccionar ante él. A la pequeña reina de hielo que en un segundo se ha vuelto volcán en sus brazos, quemándole la boca y el cuerpo. Ella lucha también con sus labios, su lengua y sus manos sin someterse y Álvaro piensa en cuanto la ha deseado sin ser consciente y en como su cuerpo la reconoce.
Sus grandes manos sujetan la cabeza de ella y pega su cuerpo a su calor, la sujeta en un intento de someterla, la bebe, la degusta como un hambriento y piensa que es suya. Ahora es suya y sólo la dejará ir cuando se canse de ella. Será pronto cree.
Joder, joder, joder. No me puedo creer esto. Sólo pienso en que me gustaría comérmelo como si fuera un caníbal. Mis besos están alimentados por una furia que es mitad anhelo, mitad rechazo. No... aparece en mi mente la sombra del recuerdo de otro besos, otro cuerpo otro hombre... Mario... El recuerdo de Mario asoma la cabeza pero el beso enloquecedor de Álvaro la cercena y sólo existe él, su calor. Pero como no puedo resistirme a él, lo ataco y lucho con sus mismas armas.
Cristina Eugenia Pala Ruiz-Berdejo (2006)
Publicado por Cristina Eugenia a las 12:04 0 Entradas
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