martes, 12 de junio de 2007

La Mujer Sumo

Yo soy la fuerte
yo, la mujer sumo
que puede con todo
la que nada puede
Fácil me derrumbo
ante el triste mundo
ante tristes ojos
ante el hambriento loco
Mi cuerpo resiste
mi corazón se encoge.

Cristina Eugenia Pala Ruiz-Berdejo (2006)

El Deseo (parte de un capítulo de cierta novela que he empezado)

Nuestras caras estaban muy cerca y nuestras respiraciones se unían, se reconocían, se enredaban. Su boca se movió y mi cerebro registró segundos más tarde que decía:
-- Siempre has estado loca por mi --
Ella le miró entre desafiante e hipnotizada y contestó resistiéndose a él y a si misma:
--Alucinas.
No se que pasó entonces. Quien fue el primero, aunque supongo que fue inevitable. Nos abalanzamos el uno sobre el otro, nuestras bocas mordiéndose, penetrando, conquistando y arrasando dejando mi mente perdida en remolino inconexo de pensamientos y sensaciones.
No podía para de besarla, de devorarla deseando hacerle daño, de reaccionar ante él. A la pequeña reina de hielo que en un segundo se ha vuelto volcán en sus brazos, quemándole la boca y el cuerpo. Ella lucha también con sus labios, su lengua y sus manos sin someterse y Álvaro piensa en cuanto la ha deseado sin ser consciente y en como su cuerpo la reconoce.
Sus grandes manos sujetan la cabeza de ella y pega su cuerpo a su calor, la sujeta en un intento de someterla, la bebe, la degusta como un hambriento y piensa que es suya. Ahora es suya y sólo la dejará ir cuando se canse de ella. Será pronto cree.
Joder, joder, joder. No me puedo creer esto. Sólo pienso en que me gustaría comérmelo como si fuera un caníbal. Mis besos están alimentados por una furia que es mitad anhelo, mitad rechazo. No... aparece en mi mente la sombra del recuerdo de otro besos, otro cuerpo otro hombre... Mario... El recuerdo de Mario asoma la cabeza pero el beso enloquecedor de Álvaro la cercena y sólo existe él, su calor. Pero como no puedo resistirme a él, lo ataco y lucho con sus mismas armas.

Cristina Eugenia Pala Ruiz-Berdejo (2006)